martes, 31 de marzo de 2015

Clase 02: viernes 05/04/2024

Memoria, verdad y justicia

30.000 desaparecidos por el terrorismo de estado




                                            Las AAA son las tres armas (Grupo Cine de Base, 1979).


La dictadura cívico militar en Argentina 24 de marzo de 1976 - 10 de diciembre de 1983

El 24 de marzo de 1976 ocurrió lo que muchos esperaban: Isabel Perón fue detenida y trasladada a Neuquén. La Junta de Comandantes asumió el poder, integrada por el Teniente Gral. Jorge Rafael Videla, el Almirante Eduardo Emilio Massera y el Brigadier Gral. Orlando R. Agosti. Designó como presidente de facto a Jorge Rafael Videla. Dispuso que la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea compondrían el futuro gobierno con igual participación. Comenzó el audodenominado "Proceso de Reorganización Nacional".
José Martínez de Hoz fue designado ministro de Economía y, el 2 de abril, anunció su plan para contener la inflación, detener la especulación y estimular las inversiones extranjeras.
La gestión de Martínez de Hoz, en el contexto de la dictadura en que se desenvolvió, fue totalmente coherente con los objetivos que los militares se propusieron.

Durante este período, la deuda empresaria y las deudas externas pública y privada se duplicaron. La deuda privada pronto se estatizó, cercenando aún más la capacidad de regulación estatal.

Con ese clima económico, la Junta Militar impuso el terrorismo de Estado que, fuera de enfrentar las acciones guerrilleras, desarrolló un proyecto planificado, dirigido a destruir toda forma de participación popular. El régimen militar puso en marcha una represión implacable sobre todas las fuerzas democráticas: políticas, sociales y sindicales, con el objetivo de someter a la población mediante el terror de Estado para instaurar terror en la población y así imponer el "orden", sin ninguna voz disidente. Se inauguró el proceso autoritario más sangriento que registra la historia de nuestro país. Estudiantes, sindicalistas, intelectuales, profesionales y otros fueron secuestrados, asesinados y "desaparecieron". Mientras tanto, mucha gente se exilió.


Algunas acciones del nuevo gobierno:
  • Suspende la actividad política
  • Suspende los derechos de los trabajadores.
  • Interviene los sindicatos.
  • Prohíbe las huelgas.
  • Disuelve el Congreso.
  • Disuelve los partidos políticos.
  • Destituye la Corte Suprema de Justicia.
  • Interviene la CGT.
  • Interviene la Confederación General Económica (CGE).
  • Suspende la vigencia del Estatuto del Docente.
  • Clausura locales nocturnos.
  • Ordena el corte de pelo para los hombres.
  • Quema miles de libros y revistas considerados peligrosos.
  • Censura los medios de comunicación.
  • Se apodera de numerosos organismos.

La censura Comunicado N° 19, 24/03/76
Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales. (Diario "La Prensa", 24 de marzo de 1976).

Los "subversivos"
El término "subversión" englobaba a las organizaciones guerrilleras -prácticamente ya extinguidas en marzo de 1976- pero también a los activistas o simpatizantes de cualquier movimiento de protesta o crítica social: obreros, universitarios, comerciantes, profesionales, intelectuales, sacerdotes, empresarios y más... No hubo "errores" ni "excesos", sino un plan deliberado. (Historia Visual de la Argentina contemporánea, Clarín, El "Proceso" Militar).

La guerra sucia
La "desaparición" fue la fórmula más siniestra de la "guerra sucia": el "objetivo" era secuestrado ("chupado") por un comando paramilitar ("grupo de tareas" o "patota") donde, convertido en un número y sin ninguna garantía legal, quedaba a merced de sus captores. La desaparición de personas fue un programa de acción, planificada con anticipación, estableciéndose los métodos por los cuales llevarlo a la práctica: arrojando a los "desaparecidos" al Río de la Plata (previa aplicación de sedantes) desde aviones o helicópteros militares y en fosas comunes; fusilamientos y ocultamiento de cadáveres, sin ningún tipo de identificación.

La represión ilegal
La dictadura de 1976 completó y profundizó el esquema de persecución y exterminio que comenzara sistemáticamente con la Triple A, liderada por Lopez Rega.
Distribución de desaparecidos según profesión u ocupación 

Obreros.........................................................................................
30,0%
Estudiantes...................................................................................
21,0%
Empleados....................................................................................
17,8%
Profesionales.................................................................................
10,7%
Docentes.......................................................................................
5,7%

Conscriptos y personal subalterno

de las Fuerzas de Seguridad...........................................................
2,5%
Amas de casa...............................................................................
3,8%
Autónomos y varios........................................................................
5,0%
Periodistas....................................................................................
1,6%
Actores y artistas...........................................................................
1,3%
Religiosos.....................................................................................
0,3%

(Informe de la Conadep, Nunca Mas, Eudeba, 1984)

La tortura
Todos estaban incluidos en la categoría de "enemigos de la nación". La metodología implementada consistió en la desaparición de personas, las cuales en realidad eran llevadas a centros clandestinos de detención, operados por las FFAA., donde se los sometía a interrogatorios basados en tormentos físicos.

Los campos de detención
Se levantaron centros clandestinos de detención y torturas. En estos laboratorios del horror se detenía, se torturaba y se asesinaba a personas. Se encontraban en el propio centro de las ciudades del país, con nombres tristemente famosos, como la ESMA, el Vesubio, El Garage Olimpo, El Pozo de Banfield o La Perla. Existieron 340 distribuidos por todo el territorio. Locales civiles, dependencias policiales o de las propias fuerzas armadas fueron acondicionados para funcionar como centros clandestinos. Estas cárceles clandestinas tenían una estructura similar: una zona dedicada a los interrogatorios y tortura, y otra, donde permanecían los secuestrados. Ser secuestrado o "chupado", según la jerga represora, significaba ser fusilado o ser arrojado al río desde un avión o helicóptero.

Los desaparecidos
Debido a la naturaleza, una desaparición encubre la identidad de su autor. Si no hay preso, ni cadáver, ni víctima, entonces nadie presumiblemente es acusado de nada. (Amnistía Internacional, en su informe sobre la desaparición de personas por motivos políticos).
Hubo miles de desaparecidos: la Conadep constató más de 9.000 casos. Los organismos de derechos humanos hablan de más de 30.000.

Apropiación de chicos
Además del secuestro de adultos, hubo un plan sistemático de apropiación de niños. Los niños robados o que las madres parían en los centros de detención fueron inscriptos como hijos propios por muchos miembros de la represión, vendidos o abandonados en institutos.
Durante la dictadura, los militares consideraban que los hijos de los desaparecidos debían perder su identidad. Por eso los hacían desaparecer y los entregaban a familias de militares. Ellos pensaban que la subversión era casi hereditaria o que se trasmitía a través del vínculo familiar. De la misma forma que a los hijos de desaparecidos se intentó quitarles su familia, a la sociedad en general se intentó quitarle esos antecedentes que, como los padres de esos chicos, eran considerados subversivos. (Diario "Página 12", 10 de diciembre de 1995)

La noche de los lápices (16/9/76)
La operación conocida como la “Noche de los lápices”, que se desarrolló entre agosto y octubre de 1976, implicó el secuestro y desaparición de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que habían luchado en defensa de un boleto estudiantil.

Madres de Plaza de Mayo
El grupo Madres de Plaza de Mayo nació en 1977, integrado precisamente por madres de desaparecidos, cuya lista engrosaron también algunas de sus fundadoras. Se convirtieron en el más activo sector de oposición al gobierno.

Desindustrialización
La pequeña y mediana empresa fue sacrificada en el altar de la eficiencia, iniciándose un proceso de acelerada desindustralizacion, ante la imposibilidad de competir con productos provenientes del exterior. La aplicación de las recetas neoliberales no resolvió, sino que profundizó los problemas económicos.

Especulación
A comienzos de 1977, el ministro de Economía, José Martínez de Hoz, inició un experimento monetario, denominado "la tablita". Fue un sistema de devaluaciones preanunciadas que, sumado a la "ley de entidades financieras" de junio de ese año (que liberó el mercado de dinero y dio garantía estatal a los depósitos a plazo fijo), dio comienzo a la especulación o "bicicleta financiera".

La plata dulce
La dictadura implementó un plan basado en el liberalismo monetario, que era apoyado por bancos extranjeros y organismos internacionales. El funcionario encargado de cumplir el plan económico de los militares fue José Alfredo Martínez de Hoz. Puso fin al Estado intervencionista, a la protección del mercado interno y al subsidio a empresas. Se congelaron los sueldos. Dejó actuar al mercado libremente. Los resultados finales fueron desastrosos. Hubo un gran endeudamiento externo, las industrias quebraron y, al finalizar la dictadura, se desató la inflación.

El conflicto del Beagle
Las cuestiones limítrofes entre la Argentina y Chile estuvieron condicionadas por las circunstancias políticas imperantes en cada país. Bajo regímenes dictatoriales en ambas naciones, las diferencias fronterizas estuvieron a punto de derivar en una guerra abierta. En 1978, luego de que la Argentina rechazó el fallo arbitral británico, el conflicto por el Beagle alcanzó su punto más álgido. El 8 de enero de 1979, la Argentina y Chile firmaron el Acta de Montevideo, que sometía el entredicho a la mediación del Papa. Finalmente, la propuesta papal, conocida a través del cardenal Antonio Samoré, se dio a conocer el 12 de diciembre de 1980 y fue aceptada por la Argentina en 1984 después de una consulta popular no vinculante, en la que el "sí" al acuerdo se impuso por un amplio margen de votos. (Historia Visual de la Argentina contemporánea, Clarín, La Política Exterior)

El Mundial '78
El triunfo final de la selección argentina en el Mundial de Fútbol ha supuesto que la Junta Militar que dirige el Gral. Videla haya cubierto con creces los objetivos que se propuso al emprender la organización del campeonato. Durante 25 días, los problemas del país argentino han pasado a un segundo plano y el título mundial conseguido por su selección los mantendrá oculto por más tiempo aún. (Diario "El País", junio de 1978)

1982: La guerra de las Malvinas
En medio de la crisis política, económica y social del régimen militar, sorpresivamente el 2 de abril de 1982, tropas argentinas recuperaron las islas Malvinas. Tras frustrados intentos diplomáticos, la fuerza de tareas británica llegó al Atlántico sur y comenzaron las hostilidades. Con hitos como el hundimiento del crucero "General Belgrano" -que produjo 322 muertos- y del destructor británico "Sheffield", la guerra concluyó el 14 de junio, con la rendición argentina. La derrota marcó el derrumbe político del régimen. El regreso de los soldados arrojó luz sobre las sospechas de lo que habían padecido, sin los pertrechos y el entrenamiento suficientes para enfrentar a los británicos. Para defender las islas del ataque de ingleses bien entrenados y equipados, la junta militar procedió a reclutar jóvenes argentinos, sin instrucción militar, la mayoría de los cuales provenía de provincias pobres del interior del país. La derrota catastrófica de Malvinas y el conocimiento de la muerte de centenares de jóvenes argentinos (más de 600), deterioraron el frente militar, pero sobre todo, la reputación del ejército, al cual se consideró como mayor responsable del desastre.
Ministerio de Educación de la Nación
Subsecretaría de Coordinación Administrativa
Producción: Dirección de Gestión Informática












Videla y los desaparecidos, conferencia de prensa 1979

En una conferencia de prensa brindada en 1979, el periodista José Ignacio López lo consultó a Videla por una mención que había realizado el domingo anterior en el Vaticano el papa Juan Pablo II respecto a los desaparecidos y detenidos sin proceso: "Le quiero preguntar ¿si usted le ha contestado al Papa y si hay alguna medida en estudio en el Gobierno sobre ese problema?", dijo el periodista.

"Respecto del Papa cuando habla de esa circunstancia habla al mundo no a la Argentina y habla ejerciendo más que un derecho una obligación", contestó el represor y agregó: "No tiene otra cosa más que decir que hay que preservar la dignidad del hombre".

"Para defender la libertad y la dignidad del hombre, la Argentina tuvo que enfrentar este tremendo problema de una guerra en la que pagó precio de sangre. Los argentinos no tenemos nada de qué avergonzarnos porque justamente eso ocurrió en defensa de los derechos humanos del pueblo argentino gravemente amenazado por el terrorismo", afirmó.

"Frente al desaparecido en tanto éste como tal, es una incógnita el desaparecido. Si el hombre apareciera tendría una tratamiento X, si la aparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tiene un tratamiento Z, pero mientras sea desaparecido no puede tener un tratamiento especial es un desaparecido, no tiene entidad no está ni muerto ni vivo, está desaparecido, frente a eso no podemos hacer nada, atendemos al familiar", dijo Videla.

A partir de aquí, la palabra "desaparecido", tanto en Argentina como en el exterior, se asocia directamente con la dictadura de 1976, ya que la desaparición sistemática de personas que se oponían al régimen fue el principal mecanismo de terror.

Otras dictaduras de Latinoamérica y el mundo también secuestraron, torturaron y asesinaron por razones políticas, pero no todas ellas "desaparecieron" las huellas del crimen.





Mirtha Legrand y la dictadura, 21/09/1978


El 14 de agosto de 1985

El 14 de agosto de 1985 concluyó la etapa oral y pública del juicio a los ex miembros de las Juntas Militares que gobernaron el país durante la última dictadura cívico militar. Un hecho único en América Latina.
Se conoce como Juicio a las Juntas el proceso judicial realizado por la justicia civil (por oposición a la justicia militar) en la Argentina en 1985, por orden del presidente Raúl Ricardo Alfonsín contra las tres primeras juntas militares de la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, debido a las graves y masivas violaciones de derechos humanos cometidas en ese período. 
La sentencia condenó a algunos integrantes de las tres primeras juntas militares a severas penas. Éstos fueron indultados en 1990 por el presidente Carlos Menem. A partir de 2006 la justicia comenzó a declarar inconstitucionales los indultos decretados.
El 15 de diciembre de 1983, cinco días después de asumir como presidente, Alfonsín sancionó los decretos 157 y 158. Por el primero se ordenaba enjuiciar a los dirigentes de las organizaciones guerrilleras ERP y Montoneros; por el segundo se ordenaba procesar a las tres juntas militares que dirigieron el país desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas. 
El mismo día creó una Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas CONADEP, integrada por personalidades independientes para relevar, documentar y registrar casos y pruebas de violaciones de derechos humanos, y fundar así el juicio a las juntas militares.


Lectura de condenas a los jerarcas de la junta militar



Alegato del Fiscal Julio César Strassera


Testimonios de torturas en la última dictadura militar Argentina: https://www.youtube.com/results?search_query=Testimonios+de+torturas+en+la+%C3%BAltima+dictadura+militar+Argentina



Ana María Mohaded  (25/6/1985)


Testimonios de: Ricardo Ovando, Graciela Trotta, Víctor Basterra y Carlos Muñóz


Trailer de "El juicio" (2022), de Ulises de la Orden, basado en el registro audiovisual de las audiencias orales del Juicio a las Juntas que llevó a cabo en 1985 la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal.




Trailer "Argentina, 1985" (2022) de Santiago Mitre.  




ESMA: ontología del campo de concentración. Filosofía aquí y ahora. 




La cifra de los desaparecidos:

Desde el fin de la dictadura militar en 1983 se pone en duda la cifra precisa de víctimas del terrorismo de Estado. Esta imprecisión tiene su origen en que no hay ningún registro oficial ni censo sobre la cantidad personas desaparecidas, al menos que se haya hecho público. Ni siquiera los propios militares que estuvieron en el poder quisieron brindar esos datos.
Al crearse en 1983 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), se comenzaron a recabar testimonios y denuncias. Estuvieron más de seis meses realizando ese trabajo. Sin embargo, había pasado muy poco tiempo desde el fin del terror, con muchos de los militares todavía caminando por la calle, por lo que no se pudo hacer de forma acabada.
El número registrado en el libro Nunca Más registró la existencia de 8.961 desaparecidos, a sabiendas que esa cifra estaba lejos de ser la final por la cantidad de casos no denunciados ni registrados. En tanto, el listado inicial de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos durante el transcurso de la dictadura fue de 5.566 casos, que coincidía aproximadamente con las 5.580 denuncias que se realizaron en 1979 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Si la cifra se busca solo por los restos óseos que se tienen, apenas supera los 1000.
En consecuencia, sin números oficiales y con la imposibilidad de llegar a una cifra precisa, se llegó a la aproximación de 30.000 en base a varios factores.
En 2009, el entonces secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, quien durante décadas ha trabajado y estudiado temas relacionados a la última dictadura militar, escribió una carta abierta a Graciela Fernández Meijide, luego de que ella haya puesto en duda la veracidad del número. Allí explicó cuáles fueron las variables que determinaron la cifra de 30.000:
  1. La cantidad de sitios clandestinos de detención y exterminio, en todo el país, que superan el número de 500.
  2. Las estimaciones sobre el número de prisioneros que hubo en los grandes centros de detención y exterminios como la ESMA, Campo de Mayo, La Perla, el Batallón de Tucumán, el Circuito Camps, El Olimpo, El Atlético, etc., ya que ellos solos superan con creces el número actual registrado en la Conadep y la Secretaría de Derechos Humanos.
  3. La estimación en torno al número proporcional de Habeas Corpus presentados en el país.
  4. El número de integrantes de las estructuras militares afectadas a la represión ilegal durante todo el periodo dictatorial que superan los 150 mil hombres, activos a la caza de sus víctimas.
  5. Los propios dichos de los militares previo al golpe de Estado, de que sus relevamientos efectuados con anterioridad, desde las escuelas hasta las fábricas, que indicaban en más de 30.000 las personas a eliminar (ver por ejemplo los dichos de un militar en la carta del escritor Haroldo Conti, desaparecido el 5 de mayo de 1976, escrita previa al golpe y dirigida a Roberto Fernández Retamar de fecha 02 de enero de 1976).
  6. Los informes del Departamento de Estado de los Estados Unidos, haciendo constar que en el año 1978 los jefes de la dictadura argentina informaron a la DINA chilena que las víctimas alcanzaban ya el número de 22.000. Debe recordarse que la dictadura continuó en su labor represiva ilegal de secuestros y asesinatos por cinco años más con posterioridad a ese informe y que aquella cifra de 22.000 correspondía a solo los dos primeros años de la dictadura".
"Todo ello hace que la cifra de 30.000 no sea ni arbitraria ni caprichosa. Aunque es lamentable reducir la dimensión de la tragedia argentina a un problema contable", finaliza aquella carta.



Por qué los desaparecidos son 30.000: la mejor explicación: 

La desarrolló el escritor Martín Kohan en un programa de radio. Tan contundente fue que la conductora, Romina Manguel, confesó: "Es la primera vez que lo entiendo".
 
 
  En fechas como la de ayer, pero también en otras ocasiones, sectores políticos que buscan relativizar el horror de la última dictadura eligen como vía el cuestionamiento a la cifra de 30.000 desaparecidos. Algunos como provocación, e incluso también ciudadanos honestos con buena intención, se preguntan: ¿si hay 8000 casos comprobados, por qué se sigue hablando de 30.000?
Más allá del reconocimiento de la propia dictadura, que hasta 1978 ya admitía que llevaba desaparecidas 22.000 personas, hay una razón más de fondo por la cual aquella estimación inicial de 30.000 continúa siendo la correcta.
En diálogo con Romina Manguel en el programa Va de vuelta, que se emite por Radio Nacional, el escritor Martín Kohan explicó las razones por las cuales permanece por el momento inamovible. Tan buena fue su exposición, que la conductora confesó: "Es la primera vez que lo entiendo".
Estas fueron parte de las palabras de Kohan. Debajo se puede escuchar también el audio:
"La discusión no es entre 8000 casos probados y 30.000 casos no probados. A mi criterio, lo que la cifra 30.000 expresa es que no hay pruebas porque el Estado no da la información respecto de lo que pasó. La represión fue clandestina y fue ilegal, no pasó por ningún sistema judicial, fue tan clandestina como los centros clandestinos de represión y de tortura. Y la cifra de 30.000 expresa que no sabemos exactamente cuántos fueron porque el Estado ilegal, que reprimió clandestinamente, no abre los archivos, no da la información de dónde están los desaparecidos ni la información de dónde están los nietos secuestrados."
"Situarte en 8000 casos es suprimir la dimensión clandestina e ilegal de la represión. Es la lógica perversa de la dictadura: '¿Te enteraste de 8000?, ¿pudiste probar 8000?, entonces hay 8000'"
"Entonces la cifra total de desaparecidos hay que postularla, no probarla en términos de una prueba de comprobación empírica. No hay comprobación empírica porque la represión fue clandestina. Situarte en 8000 casos es suprimir la dimensión clandestina e ilegal de la represión. Como si contáramos con toda la información. Es entrar en la lógica perversa de la dictadura que es '¿te enteraste de 8000?, ¿pudiste probar 8000?, entonces hay 8000'. No, pude probar 8000 y sabemos que hay miedo a denunciar, miedo a represalias".
"Se postula una cifra a partir de la estimación de los casos no denunciados, porque mucha gente no se anima a hacer la denuncia por miedo. Todavía hay razones para temer. Julio López fue desaparecido en plena democracia, con una democracia relativamente consolidada".
"Entonces existe la necesidad histórica y política de estimar una cifra, de correrse de la lógica de la verificación, porque al que le toca hacer esa verificación es el Estado. El Estado es el que tiene que informar a cuántos asesinó y dónde están sus cuerpos, a cuántos bebés robó y dónde están ahora. El Estado tiene que informar. La dictadura nunca reveló sus archivos".
"A esa clandestinidad de la represión, a ese cinismo macabro de no revelar dónde estaban los cuerpos de los desaparecidos y tener a los familiares buscando en muchos casos hasta hoy, al hecho macabro de que los secuestros producidos en aquel momento siguen siendo secuestros porque sigue habiendo hijos de desaparecidos que no sabemos dónde ni en manos de quién están, al hecho macabro de no dar esa información se responde con la cifra 30.000, que es justamente la denuncia expresa de que la información fehaciente no la tenemos, y no la tenemos por el carácter criminal y clandestino de la dictadura. El que ajusta de 30.000 a 8000, o la sola apertura de esa discusión, en estos términos, incurre a mi criterio en una canallada".

Mensaje de Estela de Carlotto 23/03/2020: https://www.facebook.com/canalencuentro/videos/2460499287597793


Textos recomendadados:
  • Nunca Mas. Informe de la CONADEP.  http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/
  • El cine Quema: Raymundo Gleyzer. Peña, Martín y Vallina, Carlos.
  • Operación Masacre. Walsh, Rodolfo.
  • Carta abierta de un escritor a la junta militar. Walsh, Rodolfo.



BREVE HISTORIA DE LA ARGENTINA JOSÉ LUIS ROMERO
Capítulo XV.    Pérdida y Recuperación de la República (1973- 1996)*

    El 24 de marzo de 1976 asumió el mando la Junta Militar, formada por los comandantes de las tres Armas, que designó presidente al general Jorge Rafael Videla, comandante del
Ejército. Videla se mantuvo en el cargo hasta marzo de 1981, cuando fue reemplazado por el general Roberto Marcelo Viola, que en 1978 lo había sucedido al frente del Ejército. Sin
embargo, la Junta siguió conservando la máxima potestad, y las tres armas se dividieron cuidadosamente el ejercicio del poder.    
    Con    el    llamado    Proceso    de    Reorganización    Nacional, las    Fuerzas    Armadas    se propusieron primariamente restablecer el orden, lo que significaba recuperar el monopolio del ejercicio de la fuerza, desarmar a los grupos clandestinos que ejecutaban acciones terroristas organizaciones guerrilleras: el E.R.P. y Montoneros. La primera desapareció rápidamente, mientras que Montoneros logró salvar una parte de su organización que, muy debilitada, siguió operando desde el exilio. Pero además, en la concepción de los jefes militares, la restauración del orden significaba eliminar drásticamente los conflictos que habían sacudido a la sociedad en las dos décadas anteriores, y con ellos a sus protagonistas. Se trataba en suma de realizar una represión integral, una tarea de verdadera cirugía social.
En 1984, la Comisión Nacional para la Desaparición de Personas (Conadep), que presidió el escritor Ernesto Sábato, realizó una reconstrucción de lo ocurrido, cuya real dimensión apenas se intuía. Sus conclusiones fueron luego confirmadas por la justicia, que en 1985 condenó a los máximos responsables. Concebido como un plan orgánico, fue aplicado de manera descentralizada, reservándose cada fuerza sus zonas de responsabilidad. Grupos de militares no identificados se ocupaban de secuestrar, generalmente por la noche, a activistas de distinto tipo, que luego de ser sometidos a torturas permanecían largo tiempo detenidos, en centros clandestinos—La Perla, El Olimpo, La Cacha, que alcanzaron una terrible fama—, hasta que una autoridad superior decidía si debían ser ejecutados o si eran "recuperables". Proliferaron los "desaparecidos", pues los familiares Ignoraban su suerte y ninguna autoridad asumía la responsabilidad de la acción, y también las tumbas clandestinas. La C.O.N.A.D.E.P logró documentar nueve mil casos, aunque probablemente—según las denuncias de los familiares—la cifra deba triplicarse.
Según la versión oficial, se trataba de "erradicar la subversión apátrida". Muchas de las víctimas estuvieron involucradas en actividades armadas; muchísimas otras eran dirigentes sindicales o estudiantiles, sacerdotes, activistas de organizaciones civiles o intelectuales disidentes. Pero el verdadero objetivo eran los vivos, los que emigraron, o debieron silenciar su voz, o aún aceptar lo que estaba ocurriendo, por falta de voces alternativas a las que, desde el Estado, justificaban lo sucedido. Ante el horror, la mayoría se inclino por refugiarse en la ignorancia.
Con la pasividad de la sociedad el régimen militar pudo consagrarse a su segunda tarea: la reestructuración de la economía, de modo de eliminar la raíz que —según creían— allí tenían los conflictos sociales y políticos. José Alfredo Martínez de Hoz, un economista vinculado a los más altos círculos económicos internacionales y locales, fue el ministro de Economía que, durante los cinco años de la presidencia de Videla, condujo la transformación, sorteando oposiciones múltiples, provenientes incluso de los propios sectores militares. En su diagnóstico, el fuerte peso que el Estado tenía en la vida económica—por su capacidad de intervención o por el control de las importantes empresas públicas —generaba en torno suyo una lucha permanente de los intereses corporativos— los distintos grupos empresarios y el sindicalismo—que afectaban la eficiencia de la economía, y finalmente la propia estabilidad social y política. La presencia del Estado debía reducirse, y su acción directiva tenía que ser reemplazada por el juego de las fuerzas del mercado, capaces de disciplinar y hacer eficientes a los distintos sectores. También debería reducirse la industria nacional, orientada al mercado interno y tradicionalmente protegida por el Estado, y con ella los poderosos sindicatos industriales, que eran precisamente uno de los factores de la discordia. Un vasto plan de obras públicas, más espectaculares que productivas, habría de compensar la desocupación generada.
     En este proyecto, que invertía las orientaciones de la economía vigentes desde 1930 a 1945, se eliminó la protección industrial y se abrió el mercado a los productos extranjeros,
que lo inundaron. El Estado renunció a regular la actividad financiera —y con ello a estimular algunas actividades con créditos preferenciales— y proliferaron las entidades financieras privadas, lanzadas especulativamente a la captación de los ahorros del público.
En momentos en que el aumento del precio internacional del petróleo creaba una masa de capitales a la busca de ganancias rápidas, la apertura financiera permitió que se volcaran al país, alimentaran a la especulación y crearan la base de una deuda externa que desde entonces se convirtió en el más fue condicionante de la economía local. Para realizar parte las tareas de sus empresas, el Estado recurrió a empresas privadas, y algunas de ellas se beneficiaron con excelentes contratos. Mientras muchas de las actividades básicas languidecían y numerosas empresas quebraban, la actividad financiera especulativa y los contratos con el Estado permitieron la formación de poderosos grupos económicos, que operaban simultáneamente en diversas actividades, aprovechaban de los recursos públicos y adquirían empresas con dificultades.     Un punto débil de este proyecto fueron las profundas divisiones existentes en el seno de las Fuerzas Armadas, debidas a la competencia interna y a las apetencias personales de sus jefes. La cuidadosa división de áreas de influencia entre las tres fuerzas llevó a una suerte de feudalización del poder. El comandante de la Marina, almirante Massera que ambicionaba la presidencia, se opuso a Videla y sobre todo a Martínez de Hoz. Varios generales manifestaron  también sus pretensiones y objetaron el reemplazo de Videla por Viola.
Cuando éste asumió el mando, prescindió de Martínez de Hoz e inició la tímida búsqueda de una "salida        política". La falta de confianza en la estabilidad y en posibilidad de mantener las condiciones económicas desencadenó la crisis, que se manifestó en una inflación desatada y una conmoción reveladora de las endebles bases de la estabilidad lograda por Martínez de Hoz. A fines de 1981 Viola fue remplazado a su vez por el general Leopoldo Fortunato Galtieri.   Por entonces, cesaba en todo el mundo el flujo fácil de capitales especulativos y comenzaron los problemas para los deudores. La Iglesia, que, como muchos, no había hecho oír su voz ante la represión, se manifestó partidaria de encontrar una salida hacia la democracia, en momentos en que un grupo formado en el momento más terrible de la represión, que ellas mismas debían soportar y que reclamaba por sus hijos desaparecidos y por uno de los derechos más esenciales e incontrovertibles. La fuerza de este reclamo de tipo ético fue enorme, y ayudó a despertar a la sociedad dormida.
    El propio régimen militar contribuyó a agravar su crisis. El general Galtieri, que se había propuesto encontrar una salida política satisfactoria para el Proceso, se lanzó a una aventura militar que, de haber resultado exitosa, hubiera revitalizado el prestigio de las Fuerzas Armadas.    En    1978 el gobierno militar había estado a punto de entrar en guerra con el de Chile a raíz de una disputa por algunos puntos fronterizos sobre el canal de Beagle, que implicaban el control de ese paso. La guerra fue evitada por la intervención del Papa,
 
*(Este capítulo ha sido redactado por Luis Alberto Romero).







Películas recomendadas:


Garage Olimpo


La historia oficial


La noche de los lápices


Operación Masacre


Argentina 1985 (trailer)


El Juicio (trailer).



Sinfonía para Ana: https://vimeo.com/233238814?fbclid=IwAR0aOJln6oDHuvfQKZfKtQwvRyWAXDzGuofbgJSc_XaxkFIzMQO1ZH1FBfk








Ejercicio Nro. 2:

  1. ¿Por qué decimos que el golpe de estado ocurrido en la república argentina el 24 de marzo de 1976 tuvo un carácter cívico-militar?
  2. Porqué se sostiene que son 30.000 los detenidos desaparecidos en la última dictadura cívico-militar ocurrida en la república argentina entre los años 1976 y 1983? Utilice los links de abajo para apoyar sus conclusiones.
  3. Relacione el texto "Carta abierta de un escritor a la junta militar" de Rodolfo Walsh con la editorial "El compromiso Nacional" y la solicitada de la sociedad Rural Argentina "La sociedad rural Argentina al país", ambos del 24 de marzo de 1977 del diario clarín. Exponga sus conclusiones.
  4. Enumere las principales consecuencias ocurridas en la república argentina a partir del 24 de marzo de 1976 (institucionales, políticas, sociales y culturales).
  5. Elija uno de los films recomendados en esta entrada del blog y luego de verlo, emita una opinión en relación a la temática abordada.

Material de apoyo

Links para la pregunta 2



Editoriales diario Clarín 24/03/1977





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Clase 06: viernes 03/05/2024

1er. PARCIAL DE HISTORIA ARGENTINA 2024